Imagina esto: tu hijo abre su lonchera en la escuela y el aroma de arroz con frijoles caliente llena el aire. O quizás es el olor sabroso de unos fideos con ajo, o las especias intensas de un biryani casero. De repente, algunas cabezas se voltean, tal vez acompañadas de una mueca o un comentario susurrado. Otro niño dice: “¡Guácala! ¿Qué es ese olor?”
Y así, tu hijo ya no quiere llevar su comida favorita a la escuela.
Esto es el bullying por la lonchera, una forma de burla escolar que ocurre más a menudo (y duele más) de lo que muchos padres imaginan.
Este tipo de bullying sucede cuando los niños son burlados, excluidos o avergonzados por la comida que traen de casa. A veces son comentarios directos como:
Para muchos niños, la hora del almuerzo debería ser un momento para relajarse y recargar energías. Pero cuando sufren burlas por su comida, ese momento se convierte en una fuente de estrés, vergüenza y soledad.
Aunque cualquier comida puede convertirse en blanco de burlas, hay factores comunes que contribuyen al bullying por la lonchera:
Los niños de familias inmigrantes o con antecedentes culturales diversos suelen ser los más afectados. Comidas poco familiares pueden ser objeto de burlas rápidamente.
Ejemplos incluyen:
A menudo, no se trata de la comida en sí, sino de la falta de entendimiento de los demás niños. Esto subraya la importancia de fomentar la conciencia y el respeto cultural en las escuelas.
Algunos niños llevan refrigerios de marca o loncheras llamativas. Otros traen sobras o dependen de las comidas escolares.
Las burlas pueden venir por:
Este tipo de burla puede acentuar diferencias socioeconómicas y provocar sentimientos de vergüenza o inferioridad.
Niños con alergias alimentarias o dietas especiales (sin gluten, halal, vegana, etc.) pueden ser excluidos de actividades con comida o incluso intimidados usando alérgenos como herramienta de burla. Esto no solo es cruel, sino peligroso.
Un informe de FARE (Food Allergy Research & Education) encontró que casi 1 de cada 3 niños con alergias alimentarias ha experimentado bullying relacionado con la comida.
El bullying por la lonchera puede parecer una burla menor, pero puede tener efectos serios en la autoestima y el bienestar del niño:
Haz preguntas simples para conocer su día a día:
Esto puede abrir la puerta a conversaciones más profundas sobre sus experiencias sociales.
Si tu hijo se siente inseguro con su comida, cuéntale la historia detrás de ella. Recuérdale que cada platillo que empacas viene con amor—y herencia. También puedes explorar comidas de otras culturas juntos para fomentar empatía y entendimiento desde casa.
Si las burlas continúan, habla con el maestro o el consejero escolar. Pregunta si la escuela:
Cambios pequeños en la cultura escolar pueden hacer una gran diferencia.
Si tu hijo pide que no le mandes cierta comida, no lo ignores. Busquen una solución juntos: tal vez llevarla en un termo, en porciones más pequeñas, o adaptarla con un estilo de fusión que combine lo cultural con lo familiar.
La clave es mantener su identidad sin que se sientan avergonzados.
La comida es parte de quienes somos. Representa familia, cultura, historia y amor. Cuando un niño es burlado por su comida, el daño va más allá de un simple comentario. Como padres, educadores y comunidades, tenemos el poder de convertir el almuerzo en un momento de orgullo y conexión, no de vergüenza. Fomentemos una cultura de respeto, donde cada niño pueda sentarse a la mesa con confianza, sin importar lo que lleve en su lonchera.
Recursos Útiles
Autor: El Equipo de Little Lunches
Haciendo de cada comida un momento mejor—para cada niño, todos los días.
hace 1 mes