Los niños pequeños piden snacks con frecuencia, no solo por hambre, sino también por su necesidad de autonomía y consuelo emocional en esta etapa del desarrollo—lo que hace que los snacks sean un factor común de fricción. A través de estrategias de alimentación responsiva, una rutina estructurada y una comunicación empática, los padres pueden atender las necesidades de sus hijos sin convertir el momento del snack en una batalla.
La hora del snack no tiene que ser una batalla diaria. Comprender por qué los niños pequeños piden snacks—y lo que realmente están buscando—puede marcar una gran diferencia. Este blog te dará una mirada compasiva y práctica sobre cómo hacer que los snacks sean un momento tranquilo y nutritivo dentro de la vida familiar.
En este blog:
Puede parecer que tu pequeño siempre está pidiendo algo para picar—y muchas veces, eso es justo lo que su cuerpo en crecimiento necesita.
Los niños pequeños tienen altas necesidades energéticas para impulsar su rápido desarrollo y días activos. Al mismo tiempo, sus estómagos son pequeños—aproximadamente del tamaño de su puño—por lo que se llenan rápido y necesitan comer con mayor frecuencia.
Comidas y snacks frecuentes pero pequeños forman parte de un patrón alimenticio saludable y apoyan su nutrición. Un horario de alimentación predecible puede ayudar a asegurar que tu hijo reciba energía de manera constante de la mañana hasta la hora de dormir.
Consejo Rápido: Muchos niños prosperan con 3 comidas y 2–3 snacks al día para mantener su energía equilibrada.
A veces, las peticiones de snacks se deben más a emociones que al hambre. A medida que los niños se vuelven más conscientes de sí mismos y del mundo que los rodea, naturalmente comienzan a afirmar su independencia.
Negarse a una comida o insistir en un snack específico es una de las formas en que prueban límites y ejercen control—y esto es completamente normal.
Ofrecer elecciones apropiadas para su edad, como elegir entre dos snacks, les transmite un sentido saludable de control sin abrumarlos—a ellos ni a ti.
También es útil recordar que tu hijo puede pedir snacks cuando está:
Consejo para Padres: Prueba ofrecerle un abrazo, juego tranquilo o leerle un cuento antes de recurrir a la comida—especialmente si falta poco para la hora de comer.
Tratar de limitar los dulces o snacks procesados puede parecer lo más responsable—pero hacer que ciertos alimentos estén prohibidos puede aumentar la fascinación por ellos. Esto se conoce como el “efecto de la fruta prohibida”.
Investigaciones publicadas en The American Journal of Clinical Nutrition encontraron que niños en edad preescolar que tuvieron restringido un snack durante varias semanas, mostraron más deseo e interés por ese alimento en comparación con sus compañeros que lo tenían disponible ocasionalmente.
En lugar de generar una lucha de poder por los dulces, trata de incluirlos ocasionalmente en un entorno relajado y sin presión.
Consejo Rápido: Ofrecer golosinas de vez en cuando en un ambiente neutral fomenta una relación sana con la comida—sin vergüenza ni sensación de escasez.
La hora del snack no tiene que ser un debate constante. La División de Responsabilidades en la alimentación de Ellyn Satter—conocida como sDOR—brinda una base para una nutrición respetuosa y sin estrés. Define roles claros para los padres y da a los niños el espacio para escuchar sus señales de hambre.
Tu rol es decidir qué se sirve, cuándo y dónde. El rol de tu hijo es decidir si va a comer y cuánto. Una vez que el snack está servido, tu trabajo ha terminado. No necesitas persuadir ni vigilar cada bocado.
Este enfoque ayuda a que los niños mantengan la conexión con sus señales naturales de hambre y saciedad y aprendan a confiar en su cuerpo—una habilidad para toda la vida.
Veamos cómo se aplica esto con un snack de la tarde. Incluso si tu hijo prueba solo una parte de lo que ofreciste, forma parte del proceso—y respetar sus señales ayuda a que comer siga siendo una experiencia positiva.
Consejo para Padres: Confiar en el apetito de tu hijo reduce el drama y los pone a ambos del mismo lado.
Dejar que los niños coman a lo largo del día puede parecer inofensivo, pero puede apagar sus señales internas de hambre. También puede hacer que se llenen con alimentos rápidos y menos nutritivos.
Horarios predecibles de snacks ayudan a regular el apetito, llegar a las comidas con hambre y a comprender mejor las necesidades de su cuerpo.
Un horario de alimentación confiable fortalece su sentido de seguridad. No es necesario seguir el reloj al minuto, pero mantener un ritmo constante de comidas y snacks beneficia tanto a padres como a niños.
Muchas familias encuentran útil seguir un esquema como este:
Consejo Rápido: Una rutina disminuye las luchas por la comida y tranquiliza a los niños al saber que la próxima comida está en camino.
El lugar donde tu hijo come es clave para desarrollar hábitos saludables. Lo ideal es que los snacks se consuman en espacios específicos separados del juego—como la mesa o la silla alta.
Evitar distracciones como pantallas o juguetes hace que los niños se concentren en comer, refuerza que la comida ocurre en tiempos y lugares definidos, y les ayuda a responder a sus necesidades corporales.
Si tu hijo pide un snack fuera de lo establecido, tu respuesta importa. Mantener la calma, ser amable y constante es clave para reforzar la rutina familiar.
Prueba decir: "Escucho que tienes hambre. Nuestro próximo snack es a las 3:30."
Con niños más pequeños, ayudas visuales—como un horario con dibujos—pueden ayudarles a comprender el momento para el snack. También puedes decir: "La cocina está cerrada hasta la hora del snack."
Una estación de snacks puede ser una herramienta poderosa para fomentar independencia con límites. Al llenar un cajón del refrigerador o una caja en la despensa con opciones aprobadas por los padres, tu hijo puede elegir con confianza.
Utiliza un recipiente transparente o pon los artículos en un estante bajo al que pueda acceder. Luego, durante el snack, ofrece dos opciones para facilitar la elección: “¿Quieres la compota de manzana o el quesito?"
Consejo para Padres: ¡Los niños son más propensos a probar alimentos que ayudaron a elegir— incluso si suelen ser selectivos!
Para mantener niveles estables de energía entre comidas, busca un equilibrio de proteína, grasas saludables y carbohidratos complejos.
Algunas opciones favoritas en familia:
La forma en que hablamos de comida tiene un impacto profundo. Etiquetar alimentos como “buenos” o “malos” puede crear confusión o vergüenza.
Usar lenguaje neutral y sin juicio—especialmente al explicar las rutinas de snacks—ayuda a que los niños desarrollen una conciencia saludable de hambre y saciedad. También fomenta una relación positiva con la comida a largo plazo.
Puedes poner límites con amabilidad. Empieza con empatía y mantén la firmeza con calma y confianza.
Por ejemplo: “Sé que ese snack suena delicioso ahora. En un ratito lo tendremos.”
O: “Cuando lleguemos del parque, será hora del snack.”
¿Recibes resistencia? A veces un pequeño cambio de frase hace una gran diferencia.
Consejo Rápido: El lenguaje tranquilo genera confianza y convierte las rutinas de snacks en momentos de conexión, no de conflicto.
Escrito por: Jessica Facussé, Cofundadora de Little Lunches, chef formada en el International Culinary Center, graduada de Harvard Business School y reconocida por Bloomberg como una de las 100 principales innovadoras de América Latina.
Fuentes:
Ellyn Satter Institute - La División de Responsabilidades en la Alimentación
American Academy of Pediatrics - La División de Responsabilidades en la Alimentación
The American Journal of Clinical Nutrition - artículo sobre restricción alimentaria y preferencias en preescolares
Journal of Nutrition Education and Behavior - investigaciones sobre lenguaje y hábitos alimenticios
Academy of Nutrition and Dietetics - Kids in the Kitchen
hace 3 semanas